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Sativex y la única vez que ingresó a Chile

Sativex y la única vez que ingresó a Chile

Por: Fundacion Daya Activismo

Sativex es un fitofármaco elaborado en base a cannabis por GW Farmaceutics, laboratorio de origen inglés. Actualmente es comercializado  en 25 países, y está siendo utilizado por pacientes con diversas patologías. Contiene thc y CBD, dos de los principales cannabinoides de la planta, en un ratio 1:1, es decir, ambos en la misma proporción.

Es importante tener presente que en Inglaterra el cannabis es ilegal, estando prohibido utilizar THC, el principal componente psicoactivo de la planta, con un alto valor terapéutico.El cannabis es clasificado como una droga en lista 1, lo que implica que tiene un alto potencial de adicción y toxicidad, sin utilidad terapéutica. Aun así, Sativex ha sido excluido de dicha lista, permitiendo así su producción y comercialización, lo que, sin duda, es una gran hipocresía, porque efectivamente contiene el cannabinoide psicoactivo THC, prohibido en cualquiera otro formato o formulación.

Los primeros estudios clínicos con Sativex se hicieron con más de 1.500 pacientes que sufrían Esclerosis Múltiple.

En Chile, el año 2013, y estando también el cannabis en lista 1, catalogado como droga dura sin utilidad medicinal, en tres ocasiones fue autorizada la importación de este fitofármaco inglés.

La primera autorización fue para un joven con fibrosis pulmonar, Felipe Zepeda, internado en estado grave en una importante clínica privada en la ciudad de Santiago. El proceso largo y engorroso de solicitar la autorización y realizar los trámites para su exportación e internación,  tardó demasiado para Felipe, quien murió esperando la llegada del fitofármaco.

La segunda autorización fue para un niño con epilepsia refractaria, condición que presenta el 30% de los pacientes que sufren esta enfermedad, siendo resistentes a los tratamientos convencionales, sin obtener sus beneficios, pero si el sufrimiento de los muchos efectos adversos de los mismos.

Andrea Leiva, madre del pequeño Vicente, decidió no esperar más por el arribo de Sativex para su hijo, y se trasladó junto a su familia a vivir a Estados Unidos, a la ciudad de Denver, Estado de Colorado, donde podría acceder con mayor facilidad a extractos de cannabis. Su motivación inicial fue poder acceder a uno en particular, llamado Charlotte Web, hecho solo en base a CBD, pero, como ocurre en muchos casos, Vicente necesitaba un extracto que también tuviera THC. Afortunadamente, es posible conseguir este tipo de productos en los 25 Estados donde está legalizado el cannabis medicinal.

La tercera aprobación para importar Sativex fue para Cecilia Heyder, quien tiene cáncer y lupus. Esta internación si se concretó, gracias a la colaboración del representante de Sierra Pharma, Felipe Ara, quien gestionó la importación (ver la nota aquí).

Finalmente, en septiembre de 2014, el fitofármaco llegó a Chile, hecho que se comunicó en una rueda de prensa, encabezada con el aquel entonces Director del ISP (Instituto de Salud Pública de Chile), doctor Ricardo Fábrega. También estuvo presente en dicha ocasión Claudio Venegas, Director de la Revista Cáñamo y miembro de Movimental, organizaciones que desde hace 12 años realizan la marcha por  el Cannabis “Cultiva tus Derechos”, la más grande a nivel mundial (este año marcharon 300 mil personas), y la Directora Ejecutiva de Fundación Daya, Ana María Gazmuri.

La relevancia del  ingreso de Sativex a Chile, y lo que explica el apoyo de personas e instituciones que han trabajado por los derechos de los usuarios de cannabis y por la regulación de la planta, radica en ser la primera vez que el Estado chileno reconoce, de facto, la utilidad medicinal de la planta, toda vez que autoriza la internación de un fitofármaco fabricado con ella.

En ningún momento representó una opción realista de incorporarla a nuestro arsenal terapéutico, debido a su altísimo costo en relación a la realidad económica de la inmensa mayoría de la población, haciendo también imposible su financiamiento por parte del Estado.

Tanto es así, que para costear los gastos de compra, importación e internación de Sativex para Cecilia Heyder, suficiente para sólo tres meses, hubo que realizar una campaña pública a través de las redes sociales, organizada por Movimental, apelando a la generosidad ciudadana para reunir los 6 mil dólares que había que pagar.

Obviamente, pasado los tres meses, la paciente tuvo que volver a buscar otras vías de acceso a tratamiento en base a cannabis, como lo hacen miles de pacientes en la actualidad, que ejercen su derecho a autocultivar para preparar diversos productos terapéuticos.

Aun así, hay muchos pacientes que no tienen, por motivos diversos, la posibilidad de autocultivar, o que por las características de sus patologías requieren acceder a fitofármacos estandarizados, utilizando dosis exactas, conociendo con exactitud la composición de medicamento. Para ellos es necesario contar con este acceso, pero a costos que sean coherentes con la realidad nacional.

De hecho, nadie ha vuelto a gestionar otro proceso de importación, lo que es totalmente posible, dado los antecedentes.

A finales del año 2015, se modificaron en Chile dos decretos supremos, el 404 y 405, lo que permite la importación y exportación de fármacos en base a cannabis y su venta en farmacias y laboratorios.

Poco tiempo después, trascendieron informaciones sobre gestiones que se estarían realizando para el registro de Sativex en el país, el cual estaría disponible en las farmacias alrededor del mes de diciembre de 2015. No han existido confirmaciones  oficiales al respecto, por lo cual no se sabe si esto efectivamente ocurrirá.

Sin duda que este primer ingreso de un producto medicinal en base a cannabis ayudó a abrir la senda que hoy recorremos en Chile, siendo ya ampliamente reconocido y validado el uso medicinal del cannabis, existiendo cada vez más médicos que acompañan a sus pacientes en este camino, y más pacientes los que mejoran día a día su calidad de vida.

El desafío ahora es ser capaces de generar fitofármacos de cannabis en Chile, cuya eficacia y seguridad se puedan demostrar mediante estudios clínicos, cumpliendo con la estricta regulación de la autoridad sanitaria, que exige para estos productos el mismo proceso de un fármaco convencional.

Así podemos, en el mediano  plazo, tener fitofármacos nacionales registrados, y a precios populares, respondiendo a la creciente demanda de los pacientes por estos productos. En eso trabaja hoy Fundación Daya, a punto de comenzar, junto al equipo de Salud del Municipio de La Florida y Knop Laboratorio (laboratorio chileno experto en fitofármacos, certificado con GMP), el primer estudio clínico con cannabis en pacientes con cáncer de mama y pulmón. Este desarrollo es impulsado con el foco puesto en la búsqueda del bien común, con el desafío de impactar positivamente en la salud y la calidad de vida de todos los pacientes que lo requieran.

Esperamos entonces que, de resultar positivo este primer estudio clínico, pronto tengamos este producto disponible y a bajo costo, para ser incorporado al arsenal terapéutico nacional.

Sin duda pronto ingresarán al país productos importados como Sativex de manera más regular, lo que suma una vía más de acceso para quienes estén en condiciones de costearlos.

La producción nacional será pronto una alternativa, pero sin duda es el autocultivo el elemento democratizador del acceso, y también actuará como un regulador de la naciente industria. La llegada a Chile de la industrial mundial es una realidad que no se debe desconocer, y ciertamente Fundación Daya quiere abrir un espacio para impregnar en este nuevo desarrollo los valores que sustenta como organización y así impactar socialmente también desde allí.

Abrir todas las vías de acceso para que cada uno escoja libremente la que más le acomoda nos parece el camino sensato para seguir avanzado en la democratización del cannabis medicinal.

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