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Exquirla: poesía, postrock y flamenco

Exquirla: poesía, postrock y flamenco

Por: Ruido Rojo Cultura

Cada cierto tiempo los astros musicales se alinean para permitir encuentros únicos que dan lugar a discos que consiguen emocionarte. A ver si me entienden bien. No es esa emoción que sientes después de escuchar un disco por pasar un rato ameno del que queda el recuerdo de  unas cuantas melodías, esos arreglos curiosos o los estribillos que resuenan mientras friegas los platos. Que sí, que todo eso es la leche, pero a veces ascendemos a otro nivel por medio de la música, que nos lleva a lugares desconocidos para vivir experiencias únicas.

Estamos hablando de otro tipo de emoción, de esa que te atraviesa, aquella que trasciende y te sobrecoge para hacerte reflexionar. Si no sabes de qué hablo, es que nunca estuviste ahí. Ese tipo de sensación es muy difícil de describir, ya que las emociones no están hechas de un tejido que podamos comprender, sólo vale sentirlas. Tras acabar de escuchar Para quienes aún viven (Superball Music, 2017), me atraviesan un sinfín de emociones por la envergadura de este disco donde se unen poesía, postrock y flamenco.

Exquirla: poesía, postrock y flamenco

En 2015 la banda madrileña de postrock Toundra coincide en una mesa abierta con Niño de Elche en el Festival Monkey Week. En el momento de esa charla era difícil imaginar que horas más tarde se empezaría a fraguar la colaboración entre ambos que daría lugar a Exquirla.

Bendito Monkey. Sin ese encuentro casual no se hubiese gestado uno de los discos más interesantes de estos últimos años. Un proyecto que encaja perfectamente con esa visión arriesgada y sobre todo colaborativa que posee Niño de Elche. Francisco Contreras es más que un cantante. Hace ya un tiempo que ese traje se le quedó chico. Lo suyo es impregnar de su esencia diversas propuestas artísticas como flamenco, música electrónica, literatura, poesía o danza.

Exquirla: poesía, postrock y flamenco
Exquirla. Foto de Anna Peletero

Ese riesgo por el que transita de manera natural Niño de Elche ha servido para que la banda madrileña Toundra se lanzase al precipicio de manera acertada e insuflar de savia nueva su fórmula. Es posible que con otro disco, un hipotético V, corriesen el peligro de agotarla. Sabia decisión, valga la redundancia. De esta manera Niño de Elche se convierte en el primer cantante de la banda madrileña, tras cuatro discos instrumentales. Quién lo podría adivinar.

Uno de los interrogantes que me asaltó cuando me enteré del proyecto era cómo iban a cohesionar y compactar las diversas visiones musicales de sus dispares protagonistas. El equilibrio es crucial en discos conceptuales para que adquiera un sentido musical. Tal vez uno de los puntos clave del disco y que lo hace funcionar sea el enfoque que se le ha dado a la voz de Niño de Elche como un instrumento más. De esta manera se disuelve y se mezcla mejor con las atmósferas que suelen levantar Toundra.

Ambos proceden de géneros musicales diversos y este punto era algo crucial de solventar. Sin embargo, los mundos por los que transitan Niño de Elche y Toundra no son tan diferentes. A grandes rasgos, sí hay un mundo, pero son los detalles los que confieren sentido a las cosas. Es ahí donde se encuentran sus puntos comunes, en esos detalles. La melancolía y desazón flamenca del Niño de Elche se entrelaza con esa tristeza que se materializa en esos pasajes desolados, cargados de intensidad y épica por donde transitan las estructuras de Toundra.  Sólo había que buscar un nexo lirico que uniese estas sensaciones.

Exquirla: poesía, postrock y flamenco

Para vertebrar esa idea, Niño de Elche recurrió a la poesía político-social de Enrique Falcón que ha sido la columna y el relato de este trabajo. Basándose en La marcha de 150.000.000, Exquirla le canta al mundo bajo la poesía de la consciencia del autor valenciano. El cante de Niño de Elche abre consciencias con este disco, mediante unos textos críticos con el imperialismo capitalista y sus consecuencias en este mundo globalizado. Toundra pone las imágenes sonoras a esa narración, discurriendo por pasajes sonoros que van entre la calma y la fiereza de un mundo que se aproxima poco a poco al precipicio.

Exquirla: poesía, postrock y flamenco
Exquirla. Foto de Anna Peletero

Es el propio Enrique Falcón el que narra en modo spokenword el comienzo de Para quienes aún viven con el tema Canción de E, toda una intro que se envuelta por la tormenta y la tensión apropiada para lo que va acontecer. Le sigue el primer single del disco, Destruidnos Juntos, que nos mete en los elementos que podremos masticar a lo largo del trabajo. Sorprende cuando escuchas a Niño de Elche con Toundra por primera vez en este tema. La idea no era tan descabellada al complementarse perfectamente.

Reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo a través de las emociones que despiertan la poesía, el postrock y el flamenco.

Le sigue el que yo creo mejor tema del disco, Hijos de la Rabia. Toda una interpretación poética a lo largo de esa tensión musical que se va creando y un canto esperanzador que pasa por esas guitarras que dibujan un halo de luz que acompañan a ese mantra que grita Niño de Elche “Avanzad con nosotros, hijos de la rabia”. Pelos de punta. En este punto Exquirla ya ha mostrado sus cartas. Sólo quieres seguir hacia delante.

Interrogatorio nos devuelve a la tierra, en un tema de transición que canta la crueldad de nuestro mundo actual. Vuelve la tensión en forma de violines que acompaña a la hipnosis del comienzo de El grito del padre. Es difícil desgranar este tipo de temas que poseen tantas partes, pero que si consiguen calar a nivel emocional gracias a las estructuras postrock de las que respira musicalmente el relato de Para quienes aún vivan. La pasión de la voz flamenca y el discurso sonoro del postrock quedan unidos por temas como este.

Tal vez la evidencia de una musicalidad flamenca se palpa en los acordes y en la interpretación intimista del tema Contigo, donde resuena el grito de locura y desesperación de la injusticia de Un hombre.  El cierre del disco se lo pone Europa muda, canto con el que finaliza La marcha de 150.000.000 como un anuncio premonitorio escrito en el 2004 y que profetizó de una manera que asusta la situación fronteriza de esta Europa convulsa del año 2017.

No puedo imaginar un mejor cierre para un disco que consigue trascender lo puramente musical y hacernos reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo a través de las emociones que despiertan la poesía, el postrock y el flamenco.

 

 

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