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El porro “light” conquista las calles de Suiza

El porro “light” conquista las calles de Suiza

Por: Maria Olalla Activismo

Hojas de cáñamo con menos del 1% de thc y una alta concentración de CBD se venden desde agosto de 2016 en cada vez más growshops, estancos y quioscos suizos. El éxito de este producto que relaja pero no coloca, trae de cabeza a la policía pues a simple vista es imposible distinguir el cannabis “no psicotrópico” del “normal”

Huele y sabe a cannabis. Se vende en paquetes parecidos a los que contienen tabaco de liar o en forma de líquido para los cigarros electrónicos. Y lo mejor de todo: el “porro light” es una droga legal que puede encontrar en venta libre en las tiendas desde el pasado verano. La ley suiza autoriza la venta de hierba, a condición de que esta contenga menos de 1 % de THC (tetrahidrocannabinol) , la sustancia que provoca efectos psicotrópicos. A cambio, este producto contiene una alta concentración de CBD (cannabidiol), molécula conocida por sus efectos relajantes y su eficacia contra el dolor o los insomnios.

El porro “light” conquista las calles de Suiza

Vanessa, veinteañera originaria de Lausana,  era fumadora habitual de porros “normales”. Según cuenta al periódico suizo 24heures, hace dos meses que se pasó al CBD: “Adoro el cannabis, el sabor, el olor, pero el contenido en THC no deja de aumentar y tengo la impresión de que esto tiene un efecto nefasto sobre el cerebro. Desde hace años, quería poder consumirlo sin padecer los efectos psicotrópicos. Es el caso del CBD. que además me relaja”. Como ella, cientos de clientes están sumándose a la moda del cannabis “light”, ya que les permite compaginar el consumo con las responsabilidades de la vida cotidiana.

“¡Hace dos meses que lo tengo en el catálogo y, desde entonces, esto no para en todo el día!”. Estudiantes, banqueros, obreros, de 18 u 80 años, los clientes de esta pequeña tienda de Basilea regentada por Marcus Mohler no cesan de aumentar. Los primeros en aprovechar este vacío legal fueron los responsables de la empresa Bio-Can, con el conocido activista suizo Bernard Rappaz a la cabeza, quienes pusieron en el mercado CPure. “Creamos el producto hace un año y lo registramos en la Oficina de Sanidad de Berna. En agosto de 2016 nos dieron luz verde para comercializarlo y, desde entonces el crecimiento ha sido muy rápido… quizás demasiado” confiesan a YWS los pioneros del cannabis “light” en Suiza.

Y es que en tan solo 7 meses, las enseñas que venden cáñamo sin efectos psicotrópicos se han multiplicado a toda velocidad, de Zurich a Berna pasando por Appenzell o los Grisons. En Lausana, acaban de abrir DrGreen y en Conthey Wallis’ Roots. Por su parte, la sociedad de Ginebra Cannaliz lo propone en forma líquida para cigarrillos electrónicos. El interés por este floreciente negocio de vender flores para fumar es tal, que incluso los tradicionales quioscos de prensa y los estanqueros están añadiendo el producto a su catálogo.

El porro “light” conquista las calles de Suiza
CPure, el cannabis “light” de Bio-Can.

Considerados a los ojos de la ley como “sucedáneos de tabaco”, estos productos deben someterse a las mismas restricciones sobre el envasado que los paquetes de cigarrillos y lo más importante según Bio-Can: están sometidos al impuesto sobre el tabaco. “Muchos distribuidores están esquivando estas obligaciones vendiendo la sustancia como flores secas o incluso importándolas de Estados Unidos o Canadá. No es justo, pues nuestros productos están sometidos a muchos controles de laboratorio antes de ser comercializados, mientras que los importados no… Hay unas reglas para todos y todos debemos trabajar bajo las condiciones que impone la ley” se quejan los responsables del inicio de esta moda frente a la proliferación de la competencia, “desleal a veces”.

Sin embargo, está prohibido -ha debido precisar la Administración federal de las aduanas suizas hace pocos días-, no importa su forma o su presentación, todos los productos de cannabis que pueden ser fumados o vaporizados son imponibles. La start-up DrGreen no está de acuerdo con esta interpretación. “Pagaremos el impuesto si es necesario, pero en nuestra opinión, el CBD no puede ser clasificado como un sucedáneo del tabaco. Nuestros clientes son los únicos responsables de lo que hacen con el cannabis. Algunos lo utilizan como incienso y otros lo preparan en infusión”, se defienden en declaraciones a 24heures.

Sea como sea, todos parecen estar de acuerdo en que las autoridades helvéticas están reaccionando tarde a la hora de regular el mercado y de controlar las posibles derivas. Para mitigarlo, la Oficina Federal de la Salud, la de Seguridad Alimentaria, Swissmedic (The Swiss Agency for Therapeutic Products) y los servicios sanitarios cantonales están a punto de publicar un memorándum sobre las condiciones de venta del cáñamo CBD. Entre ellas, se hace hincapié en la prohibición de etiquetar el producto como medicinal ya que, en la actualidad, Swissmedic sólo autoriza un tratamiento a base de CBD.

El futuro para nosotros está en la certificación del producto como medicinal. En ello estamos trabajando pero va a tomar bastante tiempo aún”, confiesan a YWS los responsables de Bio-Can. “Nuestros clientes lo compran para relajarse, pero también como antídoto contra jaquecas, insomnios y toda una serie de problemas de salud”, relata una vendedora de Green Pasion, en Zurich. Que precisa: “no podemos dar consejos médicos”. La consigna es la misma en Hanftheke, en Berna, a pesar de que la tienda parece más una farmacia de diseño que un templo del fumador de porros. Aquí se encuentra el CBD bajo su forma natural, pero también en cápsulas o gotas. Y parece que funciona, pues en pocos meses, tres nuevas sucursales han abierto sus puertas en la Suiza alemana. Ahora han puesto la mira en el mercado francófono y hacen prospecciones en Lausana, Ginebra y Montreux.

Al otro lado de la frontera es más complicado defender la “suavidad” del producto frente a aduaneros franceses. El argumento del 1% de THC no sirve. “No es cuestión de medir el cannabis utilizado: es la detención la que causa la infracción”, explica a 20 Minutes Stéphanie Santolaria, encargada de comunicación de la aduana. La legislación francesa es muy clara sobre la presencia de cannabis en los productos cotidianos. “Los productos vendidos no deben contener más de 0,2 % de THC, es la ley”, precisa Fabienne Lopez, presidenta de la asociación Principes Actifs, que lucha por la despenalización del cannabis terapéutico.

Para las fuerzas del orden suizas el problema es otro: ¿cómo distinguir el cannabis a 1% de THC del “normal”? “A simple vista, es imposible poder reconocer si la sustancia es lícita o no”, explica Marco Cortesi, portavoz de la policía municipal de Zurich a Blick. El producto debe ser enviado a laboratorio para ser sometido a análisis. Cada uno de estos controles cuesta 500 francos (469 euros), a cargo del contribuyente. Además, hacen falta varios días para tener el resultado, por lo que resulta inservible para una acción de control eficaz sobre el terreno. Por ello, varios sindicatos como la Asociación de Policía del Cantón de Berna y la Federación Suiza de Funcionarios de Policía (FSFP) reclaman la puesta en marcha de test inmediatos que se puedan realizar en la calle, al estilo de lo que ya se hace en EEUU.

El problema se solucionaría con la legalización total del consumo del cannabis en Suiza. Además de acabar con otra de las paradojas de esta despenalización parcial: la versión legal con una tasa débil de THC se vende más cara en las tiendas (10 francos suizos el gramo) que la marihuana “normal” más fuerte que se encuentra en las calles. “Es como la cerveza sin alcohol, a pesar de todo preferimos la verdadera cerveza”, explica con una sonrisa Bernard Rappaz a 20 Minutes.

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