Una estirpe de veloz generosidad

En Kannabia celebramos el distinguido linaje de esta variedad con un 60% de dominancia índica, fruto del cruce de una genética de nuestra familia Cream con su contraparte autofloreciente. Este meticuloso proceso ha dado vida a una cepa de rápida floración que simplifica enormemente la labor del cultivador, donde se eliminan unas dos semanas de preocupaciones y cada metro cuadrado en la reclusión de lo doméstico se vuelve un microcosmos de exuberancia.

En el escenario de la naturaleza, bajo el manto cálido de septiembre, Candy Cream despliega su esplendor en forma de cogollos robustos recubiertos por una densa capa de glándulas de resina, con tricomas que parecen literalmente magnificados.

Cada ejemplar es un testimonio de la abundancia de la tierra, ofreciendo hasta 600 gramos de flores multicolores que capturan la esencia del sol con una mezcla de violetas, verdes claros y pistilos anaranjados. En la serenidad de los interiores, esta cepa alcanza su cenit con una rapidez asombrosa, transformando cada espacio con un rendimiento de 550 gr/m2 en apenas siete semanas de floración.

Una coreografía de ambrosías gustativas

La danza de Candy Cream Go Fast en el paladar es un ballet de contrastes, con notas de gominolas entrelazadas con la rica cremosidad del caramelo, y toques de vainilla azucarada aderezados con cítricos que realzan aún más la experiencia. Cada inhalación es una cabriola de sabor; cada exhalación, una pirueta que lleva al degustador a un final persistente. Este baile de dulzura sobre la lengua es un recordatorio de los placeres simples, pero profundamente arraigados en nuestra memoria gustativa.

El teatro de sus efectos se levanta con un telón del 21% de thc, inaugurando la sesión con un impulso embriagador que eleva la mente, erradicando los pensamientos negativos y reemplazándolos por una sensación de euforia. Esta felicidad va acompañada de una mayor concentración, para afrontar una larga obra de calma y contento.

Es un espectáculo para los sentidos, donde la tranquilidad se derrama suave, pero intensamente, invitando al espectador a una introspección sin prisas, a un deleite en la serenidad mientras el mundo exterior sigue su curso frenético, ofreciendo una paz que reconforta el espíritu y rejuvenece el cuerpo.

Practica la dulzura

La variedad Candy Cream Go Fast tiene una estructura típicamente índica, desarrollando cogollos densos a lo largo de numerosas ramas laterales, lo que la hace ideal tanto para configuraciones de exterior como de interior, donde la planta suele requerir técnicas específicas de poda y entrenamiento para gestionar su crecimiento y maximizar el espacio o la luz disponibles.

Cultivarla es como orquestar una sinfonía: cada elemento, desde el suelo orgánico hasta las técnicas hidropónicas, desempeña un papel vital en esta composición agrícola. Su crecimiento no demanda virtuosismo extremo, permitiendo a cada cultivador, novato o maestro, dirigir su propio concierto de coloridos fenotipos, culminando en una cosecha que es tan generosa como gratificante.

Porque Candy Cream Go Fast, más que una variedad, es una experiencia sensorial, tanto de cultivo como de consumo; un regalo envuelto en capas de aromas y sabores que promete volver a cautivar con cada nueva bocanada. Sin duda, un homenaje a los placeres sencillos y profundos de la vida, aquellos que dejan una marca imborrable en la memoria.