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¿Qué es la patente 6630507?

¿Qué es la patente 6630507?

Por: Laura Rueda Activismo

Menudo numerito para memorizar, ¿verdad? ¿Qué significado tiene la patente 6630507? Esta licencia se emitió en el año 2003 por la Oficina de Patentes de Estados Unidos al Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de los Estados Unidos. Muestra que algunos cannabinoides pueden tener propiedades antioxidantes y, por ello, ser muy útiles para tratar ciertas enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia. Describe el potencial terapéutico de estos compuestos químicos, similares al thc, sin sus propiedades psicoactivas. 

Esta patente es un tema conflictivo y contradictorio, como todo lo que tiene que ver con la legalización en EEUU. Por una parte, las leyes federales, es decir, las que conciernen a todo el país, dicen que el consumo y plantación del cannabis están prohibidos. Y por otra parte, la jurisdicción estatal dice que se permite porque es legal en muchos de ellos. Así que los norteamericanos viven entre dos aguas muchos de los aspectos que tienen que ver con el cannabis. A simple vista lo que reconoce la patente es algo muy positivo, si no fuera porque el mismo gobierno que impulsa sus beneficios la considera también como una sustancia peligrosa y la incluye en la clasificación de la Lista 1 de Sustancias Controladas.

Es cierto que todo el planeta vive una contradicción continua con respecto a este tema. Mientras que la legalización del cannabis y los avances en cuanto a sus beneficios son tendencia mundial, la planta sigue estando considerada como sustancia muy peligrosa en la Convención Única de 1961 sobre estupefacientes. Y así, conforme pasan los años y se siguen dando pasos positivos hacia el final del prohibicionismo, se cuestiona al mismo tiempo la forma de hacer que su regulación sea real sin contradecir a dichos tratados.

¿Qué es la patente 6630507?

A esta patente no le queda mucho tiempo de vida, ya que caduca el 21 de abril de 2019. A partir de esa fecha todo el mundo podrá desarrollar fármacos basados en estos cannabinoides. Al igual que con otros medicamentos, el único requisito será la aprobación por parte de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) para demostrar su seguridad y eficacia en seres humanos. Esta patente es actualmente válida en varias jurisdicciones, incluyendo el Reino Unido y Australia. 

Imagínate que por un lado se te permite que consumas y cultives cannabis en tu barrio, pero por otro lado se te persigue a nivel nacional por este motivo. O lo que es lo mismo, que el jefe de tu empresa te da unas directrices y el superior de la compañía te dice que no están permitidas. ¿Dónde estás a salvo realmente? Esta contradicción implica un escandaloso derroche de gastos por parte del gobierno y esta es, precisamente, una de las principales quejas de los ciudadanos estadounidenses. La lucha contra las drogas se traduce en un despliegue de medios: dinero y recursos asignados para seguridad policial que podrían ir destinados a otras causas.   

También es evidente la hipocresía imperante. Por una parte, la tachan como una sustancia peligrosa y por otra se lucran de los beneficios evidentes de los cannabinoides. Un asunto de salud pública muy grave, teniendo en cuenta que los principales afectados son los enfermos que necesitan un tratamiento. Lo más lamentable de este asunto es que en EEUU las leyes contradictorias sobre marihuana suelen afectar a la población más vulnerable en este país: afroamericanos, hispanos y personas de clases socioeconómicas más bajas. Las imágenes de violencia policial contra estas comunidades son de sobra conocidas. Esto se traduce en una superpoblación carcelaria. Con la legalización esto cambiaría, como bien demuestran algunas cárceles vacías de Países Bajos. 

Aunque hace más de una década de su puesta en marcha, esta patente es noticia continuamente, ya que el pasado verano la DEA (Administración para el Control de Drogas de EEUU) volvió a reafirmarse en que la marihuana debía estar en la Lista 1 de Sustancias Controladas. Dan tres motivos para que esto sea así. El primero es que es altamente adictivo, el segundo es la falta de uso médico aceptado y el tercero es que no hay información suficiente de seguridad. 

Con esta patente además, se vuelve a estigmatizar el efecto global terapéutico de la planta. Ya que uno de los elementos más importante del cannabis es el THC, su único componente activo, como bien demostró el profesor Raphael Mechoulam. Aunque siempre se destaque como psicoactivo, es parte fundamental de muchos tratamientos. Le seguiremos la pista a la patente 6630507 y a cómo se resuelve esta hipocresía continua en las decisiones del gobierno de los EEUU en cuanto al cannabis y su legalización.  

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