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Microácaros en el cannabis: una guía imprescindible para combatir a este enemigo silencioso

Por: Contributor Cultivo

Los microácaros que atacan las plantas de cannabis son tan pequeños que son prácticamente imposibles de detectar a simple vista. Son los maestros de esconderse y esperar, por lo que es probablemente una de las plagas de la marihuana más difíciles de erradicar, sin duda una amenaza silenciosa pero devastadora. En este artículo, compartiremos métodos efectivos para prevenir y eliminar los microácaros, asegurando la salud y la vitalidad de las plantas de cannabis.

Los microácaros están golpeando duramente a los cultivadores de cannabis en los últimos años, pues se están extendiendo como una plaga de langostas de proporciones bíblicas en muchas plantaciones alrededor del mundo. A menudo causan una infección en las plantas, ya que transmite potentes toxinas que harán que enferme muy rápidamente, provocando necrosis y otros desórdenes fisiológicos; pero el peor daño lo producen al succionar los nutrientes de las hojas, lo que altera la fotosíntesis y ralentiza considerablemente el crecimiento.

¿Qué son los microácaros?

Existen miles de especies diferentes de insectos clasificadas como ácaros, una subcategoría de la familia de los arácnidos, al igual que otra némesis de los cultivadores: la araña roja. Pero a diferencia de esta, que puede verse a simple vista, los microácaros son los más pequeños de todos los ácaros. Se trata de miembros de las familias Tarsonemidae o Eriophyidae; y atacan a menudo en las plantas de cannabis, así como a muchos otros cultivos comerciales.

Por ejemplo, existen varias especies principales de tarsonémidos que adoran el cannabis, aunque las más comunes son el tarsonémido de invernadero (Polyphagotarsonemus latus) o ácaro de la fresa, también conocido como araña del ciclamen, y la araña blanca (Phytonemus pallidus). También se pueden encontrar dentro de los eriófidos, aunque en menor medida, especies como Aculops cannabicola (el ácaro rojo del cannabis, es un huésped específico que no puede sobrevivir en otras plantas) o Caleptrimerus vitis, en este caso un subordinado de la vid.

Los microácaros se mueven rápidamente, son increíblemente pequeños y extremadamente difíciles de localizar. Son tan pequeños que en realidad pueden distribuirse a áreas vecinas a través del viento, ¡lo cual es una gran preocupación! Incluso se sabe que se suben a otros insectos para propagarse, por lo que a menudo está asociado a plagas voladoras como el trip (Frankiniella occidentalis) o la mosca blanca, ya que se cuelgan de sus patas para desplazarse junto a ellos.

Los microácaros también pueden esconderse en la tierra de macetas contaminada o pueden introducirse mediante esquejes de plantas infectadas. Así que no asumas que estás a salvo de esta plaga solo porque estés cultivando en interior.

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Polyphagotarsonemus latus (arriba) y Phytonemus pallidus hembra (a) y macho (b)

Conoce a tu enemigo: morfología de los microácaros

Los microácaros adultos miden aproximadamente de 0,1 y 0,5 mm de largo, con una coloración que va del verde oscuro al ámbar, con apariencia brillante y una forma ovalada. Su grosor es como el de un trozo de papel o un cabello humano. Cuando se observa con una lupa, la apariencia y estructura de los microácaros es similar a la de las especies más grandes: patas diminutas y un tórax y una cabeza fusionados. Las hembras tienen 4 pares de patas, mientras que los machos tienen tres y dos pinzas rígidas, cuya función principal es su uso en el momento del apareamiento con la hembra y para transportar a las ninfas.

De esta forma, esta plaga tiene cuatro estadios diferenciados: huevos, larvas, ninfas y adultos machos y hembras. Aunque la hembra promedio solo vive un período de dos semanas, durante este tiempo puede poner hasta 75 huevos, que tienen un diámetro de aproximadamente 0,08 mm; son redondos, translúcidos y tienen lo que parecen ser pequeñas protuberancias concéntricas de color blanco. Busca estos huevos en las flores y debajo de las hojas.

En circunstancias normales, los microácaros se pueden encontrar en grupos y utilizan aparatos bucales chupadores/perforadores para alimentarse de la savia. Se requiere un mínimo de una lupa de 60 aumentos para una correcta identificación, con lo que podrías ver pequeños puntos en movimiento, indicando la presencia de estos parásitos. Lo único que el ojo humano puede ver son grupos de huevos, una gran infestación (son tan pequeños que podríamos encontrar miles de individuos por cm2) o los síntomas del daño que producen.

Síntomas de una infestación de microácaros

Al ser microscópicos, muchos cultivadores no saben que tienen un problema hasta que las plantas se ven afectadas. De repente, no ves ningún problema obvio, todo está controlado, pero las propias plantas empiezan a decirte que algo anda mal: empiezas a preguntarte si tienes un virus, una deficiencia de nutrientes u otra forma de estrés.

Y es que los síntomas visibles creados por los microácaros son muy similares a otros problemas comunes. Las hojas de abanico pueden curvarse un poco en los bordes y tener un aspecto húmedo y brillante, casi plástico, similar al estrés por calor. Las hojas pueden tener manchas amarillas o bronceadas, a veces también un síntoma de los virus vegetales. El nuevo crecimiento puede aparecer retorcido, atrofiado y las hojas pueden caerse, como si la planta estuviera sufriendo estrés ambiental o deficiencia de nutrientes. Incluso en la etapa de floración, los cogollos pueden volverse enfermizos, con una oxidación rápida de los pistilos (pasan a color marrón) y morir como si estuvieran atacados por un hongo.

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Daños producidos por microácaros

¿Cómo detectar a los microácaros?

Una de las principales razones por las que los microácaros pueden ser tan difíciles de diagnosticar es que rara vez se ve la presencia de individuos y no se observan picaduras en las hojas. Así que tienes que buscar en un área ligeramente por encima de donde la planta muestra estrés. Y si las plantas aún no muestran estrés, comienza a revisar las partes inferiores. De hecho, los microácaros no atacan todas las partes de la planta de manera uniforme: los síntomas empeoran en ciertos lugares donde se concentra la infestación.

Los microácaros prefieren devorar el tejido vegetal joven, incluidos los botones florales, las hojas tiernas y las puntas en crecimiento. De hecho, los machos transportan a las ninfas hembras hasta los brotes más tiernos. La mayor parte de su alimentación se realiza en el envés, cerca del tallo de la hoja. Esto suele provocar que las hojas se enrollen y se pongan marrones. Si las hojas jóvenes de la planta parecen tener bordes de color marrón oscuro, es una buena indicación de que hay microácaros presentes.

Cómo tratar y eliminar una plaga de microácaros

Vale, encontraste microácaros, ¿y ahora qué? Existe una gran variedad de estrategias de control de plagas disponibles, pero, independientemente de la estrategia, asegúrate de mantenerla el tiempo suficiente para eliminar la plaga. Dado el ciclo de vida de los microácaros, los tratamientos pueden tardar varias semanas antes de eliminar la infestación.

En condiciones ideales, un solo ácaro puede vivir hasta un mes y poner muchos huevos durante ese período. Cuando los huevos eclosionan, el ciclo comienza de nuevo. Y, debido a que los microácaros se propagan fácilmente a través del viento, se requiere vigilancia constante para evitar una nueva infestación.

Algunas de las opciones de control de plagas disponibles incluyen:

  • Ácaros depredadores (como Phytoseiulus persimilis o Amblyseius californicus), otros insectos depredadores (como ciertas especies de mariquitas y crisopas) e, incluso, hongos entomopatógenos (como Beauveria bassiana) pueden prestar ayuda en el control biológico de microácaros.
  • Jabones insecticidas.
  • Aceite de neem (si se aplica ante los primeros signos de ataque).
  • Aerosoles a base de piretrina (pero ten cuidado con la cantidad que usas para asegurarse de no exceder los límites permitidos).
  • Tierra de diatomeas (no eliminará una infestación, pero ralentizará la propagación de los microácaros)
  • Polvo de azufre/azufre humectable (¡no debe usarse en plantas con flores!)
  • La lucha química con un producto acaricida puede funcionar, pero no es aconsejable en plantas destinadas al consumo humano, debido a su alta toxicidad.
  • Podar las ramas enfermas, eliminar plantas infectadas y poner en cuarentena las áreas afectadas.
  • Eliminación de malas hierbas y otra vegetación cercana a tu cultivo que pueda albergar microácaros.
  • Si tienes una entrada de aire del exterior, asegúrate de tener algún tipo de filtro para que las plagas no entren en tu entorno de cultivo de interior.
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Ilustración de microácaros que encontrarás en el Bestiario Kannabia de las Plagas del Cannabis. ¡Y que puedes descargar de manera gratuita en este enlace!

Mantener un ambiente aséptico y equilibrado es crucial como método de prevención. En circunstancias de temperaturas suaves y humedades relativas altas, condiciones típicas de muchos invernaderos, el microácaro se reproduce con rapidez, por lo que es importante controlar estos factores mediante una circulación del aire y ventilación adecuadas.

Las temperaturas bajas pueden ralentizar la reproducción de los microácaros, aunque no llegan a eliminarlos. Sin embargo, con temperaturas por encima de los 30º C y una humedad relativa inferior al 30%, no son capaces de desarrollarse. Mantener una humedad relativa entre el 50% y el 60% puede ser efectivo para reducir a la mitad la tasa de reproducción de los microácaros, lo cual es un factor crucial a considerar en la lucha contra esta plaga sin hacer sufrir demasiado a nuestras plantas.

Y recuerda que una de las fuentes más comunes de infestación es la introducción de esquejes o plantas infectadas; así que si traes plantas de otras fuentes, ponlas en cuarentena durante algunas semanas. Aunque, si plantas a partir de semillas, ¡te asegurarás de que esto no sea un problema!

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